El sacerdote experimenta un proceso que se inicia cuando tiene que examinarse a sí mismo y vivir un trato particular de santificación (Ex. 19:22). Los levitas desde el nacimiento eran destinados para ministrar en el tabernáculo, pero los que nacían con defectos físicos no podían llegar a cumplir su función. Los defectos que les impedían ministrar y que estan intimamente relacionados con nuestra vida espiritual son:
a. CIEGO: Son los que no tienen visión espiritual, sino que únicamente ven lo físico, como lo hizo Lot.
b. COJO: Camina con dificultad, porque por experiencias antiguas quedó lisiado, como Mefiboset (2 S. 4:4)
c. MUTILADO O ROSTRO DESFIGURADO: Le hace falta una parte de su cuerpo y se presentan como Ananías y Safira "llevando solo una parte a Dios" (Hch. 5: 1-6)
d. SOBRADO O DEFORME: Es quien tiene partes mayores en su cuerpo, figura de los autosuficientes, que piensan que no necesitan de otros, como Micaías que tenía su propio sacerdote y una imagen tallada.
e. QUEBRADOS DE PIE O MANO: Es el que no puede caminar en santidad y tampoco tiene obras para El Señor.
f. JOROBADO: Se caracteriza porque solo puede ver hacia abajo, lo terrenal y no puede alzar su vista hacia los cielos de donde puede venir su socorro.
g. ENANO: Es el que: no se desarrolla, no crece ni madura, se cuenta entre ellos los que "debiendo de ser maestros todavía tienen necesidad de leche y no de alimento sólido" (He. 5: 12)
h. DEFECTO O NUBE EN EL OJO: La lámpara del cuerpo es el ojo. Al tener problemas en el ojo, hay oscuridad en el cuerpo, esta condición es ciego y de vista corta, lo cual impide tener virtudes (2 Pe. 1 :5-9)
i. SARNA O EMPEINE: Las enfermedades de la piel son figura del pecado.
j. CASTRADO O TESTICULO MAGULLADO: Es quien no puede engendrar, nunca dan fruto, antiguamente NO Podían entrar en la congregación de Jehová (Lv. 21 :16-23)
Por esto Jesús fue el sacerdote perfecto, sin defecto, sin mancha para presentarse ante Dios por nosotros. Como sacerdotes de Dios tenemos funciones que no pueden ser olvidadas:
1-guardar su palabra: conocerla, entenderla, practicarla y vivir consagrado.
2-administrar la justicia: buscar a Dios, conocer su voluntad, tener guianza y aprender a discernir los distintos problemas y situaciones que nos llegan.
3- interceder: entrar constantemente delante de la presencia de Dios pidiendo por los demás y por nosotros mismos, para hacer esto primero debemos ser amigos de Dios.
4-Bendecir: Por medio de la bendición de Dios podemos alcanzar los propósitos de nuestra vida, ya que se hace, una realidad en quienes la creemos y recibimos. Bendecir también es una de las funciones sacerdotales, pues Dios mismo se compromete a respaldar o a hacer realidad lo que el sacerdote pronuncia en su nombre, pues les ha concedido poder y autoridad para trasladar sus deseos.
5-presentar sacrificios delante de Dios: antes eran sacrificios de animales, ahora Dios nos pide sacrificios de alabanza, presentar nuestros cuerpos en sacrificio vivo, negarnos a nosotros mismos. Nosotros lo debemos imitar llevando nuestra vida de amor entre hermanos, velando y siendo participes incluso económicamente de las necesidades de los santos.
Recordemos siempre que Jesús nos ha hecho reyes y sacerdotes para Dios.
Apoc. 1-10
Dios los bendiga.!